miércoles, 14 de agosto de 2013

El secreto de la caña perfecta

Cuanto más calor hace, más ganas hay de entrar a un bar, sentarse en la barra y pedirse algo bien fresquito. Una caña sería una buena opción, ¿verdad? Además, por estos lares somos muy cerveceros. La caña perfecta existe y reúne unos requisitos especiales. ¿Lo sabías?

Cremosa y con espuma

Seguro que alguna vez te has preguntado para qué sirve la espuma que se sirve con la caña. Y es que una buena y densa espuma es señal de que se está sirviendo una buena cerveza. La espuma es la que protege a esta bebida de la oxidación. Si el líquido pasa mucho tiempo en contacto con el aire, la cerveza cambia de sabor. Además, la espuma mantiene la complejidad aromática de la cerveza y ayuda al consumidor a saborearla mejor. 

La importancia de saber tirarla

No todo radica en la calidad de la cerveza, el hostelero también ha de saber cómo poner una caña en condiciones. Algo tan simple como inclinar el vaso para servirla sin alejarlo mucho del grifo procurando que el líquido caiga justo por la mitad del vaso es imprescindible a la hora de tirar una caña. Y se debe parar cuando la espuma vaya a rozar el borde del vaso. Dejar reposar unos segundos la cerveza y seguir echándola en el vaso cuando haya bajado un poco la espuma. Lo que buscamos así es conseguir una textura cremosa en puesto de la espuma. 

Cómo servirla

Hay que cerciorarse que el vaso esté limpio y sin restos de detergente, ya que eso mata la espuma de la cerveza. El vaso ha de estar frío y húmedo, pero nunca congelado o con hielo. Así la cerveza resbalará más fácilmente sobre el cristal. ¿Quién dijo que la caña perfecta no existe? Ahora toca disfrutar de una. 

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